Primer día en este punto de la tierra magnética.
Hay un jazmín del cabo acá en la puerta que pronto perfumará nuestros días con sus noches. La flor del barrio parece ser el malvón pensamiento, magenta como diría tan específica otra de las niñas del aquelarre. La maga que pulsa la producción juega sentada en la valija que es por estos tiempos de traslados cuna, corralito, nido en general además de, por supuesto, valija.
Abrí la puerta para que todo lo renueve el aire de la tormenta, sí, aunque todo sea por estos días por demás novedoso.
Acá. En un nidito al reparo del viento del mar.
Millones y más millones de litros de agua de mar que son en la ventana una cinta de plomo, una turquesa prendida, colores todos cambiando con la luna, con el frío, con los ojos que miran sin ojos, vacías casi todas las ventanas.
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